Grandes mujeres viajeras que hicieron historia y nos inspiran

Son, quizás, menos conocidas que los hombres que se aventuraron a cruzar fronteras. No obstante, estas mujeres rompieron todos los convencionalismos de la sociedad en la que vivieron. Y se lanzaron a explorar y recorrer el ancho mundo. 

Trotamundas por vocación o decisón, mucho antes que nosotras, ellas viajaron solas en épocas en las que una mujer que viajaba sin acompañante encontraba muchos obstáculos; y donde una mujer de espíritu libre y alma rebelde no era ni común ni bien vista.

Osadas e intrépidas, las grandes viajeras de ayer siguen inspirando a las trotamundos de hoy. La historia está plagada de biografías de mujeres que viajaron e hicieron de su leitmotiv vital la aventura. Se arriesgaron, corrieron grandes distancias solas, se divirtieron, escribieron novelas de éxito y, por encima de todo, vivieron una vida interesante y apasionada.

Esperamos que la historia de estas 5 mujeres viajeras te parezca tan apasionante y motivadora como a Mujeres Que Viajan. Ellas superaron sus miedos para hacer valer sus deseos y sus sueños; ojalá te inspiren a viajar. Sola o acompañada, pero a viajar.

Annie “Londonderry” Cohen Kopchovsky (1870-1947)

Primera mujer en recorrer el mundo en bicicleta.
Soy una periodista y una nueva mujer, si eso quiere decir que creo que puedo hacer cualquier cosa que un hombre pueda hacer.
Annie era una inmigrante judía lituana en Estados Unidos, una librepensadora que tuvo que reinventarse. Estaba casada y era madre de tres hijos cuando decidió subirse a una bicicleta y darle al pedal. Tenía que sacar adelante a una familia, por eso no dudó en aceptar la apuesta de dos socios de un club de Boston que le ofrecían 10 mil dólares por dar la vuelta al mundo en 15 meses (en aquella época el salario anual era de mil dólares). Los caballeros estaban convencidos de que una mujer moderna no era capaz de las mismas cosas que un hombre y, obstinada ella -aparte de que el ofrecimiento resultaba tentador-, decidió demostrales lo contrario.

     Como el dinero se pagaría al finalizar el reto, Annie tuvo que buscar medios económicos por su cuenta. Ahí entró en acción su ingenio y buscó  patrocinadores. Uno de ellos, la compañía New Hampshire Londonderry Spring Water Company le daba 100 dólares al mes por llevar su publicidad en la bicicleta y por cambiarse el apellido a Londonderry. La valiente viajera, a veces ayudada por otros medios de transporte, ganó la apuesta. Visitó, entre otros lugares, Francia, Egipto, Medio Oriente, Colombo (Sri Lanka), Singapur, Saigón, Hong Kong y Shangai. En 1895, sus aventuras fueron descritas como “el viaje más extraordinario jamás emprendido por una mujer”. Ah, se nos olvidaba contar que aquellos hombres, a pesar de que Annie cumplió el reto,  jamás pagaron la apuesta, y que después de su osada aventura tuvo que buscarse el pan de diversas maneras, una de ellas como periodista.


Gertrude Bell (1868-1926)
De niña rica a espía y reina del desierto.
Qué grande es el mundo. Qué grande y qué maravilloso.
Gertrude Bell nació en un acomodado hogar victoriano en Inglaterra. Fue una estudiante ejemplar que no consiguió satisfacer el rol que la sociedad esperaba de ella: ser esposa y madre. Parece que su arrogancia ahuyentaba a todos sus pretendientes y que, cansada de tanto circo, agarró su maleta y se marchó a buscar su propio camino (o destino).  Recorrió todo Oriente Medio y realizó grandes travesías y aventuras por el desierto. Dado su conocimiento de la zona, fue nombrada "secretaria oriental" para controlar a las autoridades locales a favor del Reino Unido; su trabajo consistió en colaborar en el 'montaje' de una nueva monarquía unificada con Faysal ibn Husayn como rey. 

     También ayudó a determinar las fronteras y a crear el Museo Nacional de Irak. Se volcó en la arqueología, entonces una disciplina en formación, y con una cámara Kodak retrató todas las ruinas que visitó. En una de ellas conoció a T. E. Lawrence, Lawrence de Arabia, que se convirtió en su amigo y colega de aventuras. Promovió la excelente idea de que las antigüedades extraídas en las excavaciones deberían permanecer en su país de origen. Como dato curioso, reseñar que tenía convicciones muy conservadoras y consideraba que las mujeres de su tiempo no estaban preparadas para tomar decisiones políticas importantes. Hasta llegó a luchar, a pesar de su propio ejemplo, contra el voto femenino. Bastante contradictorio y chocante, pero nadie es perfecto.

Amelia Earhart (1897-1937)

Intrépida aviadora y soñadora de altos vuelos.
Nunca interrumpas a alguien que está haciendo lo que tu dijiste que no se podía hacer.
Cuando de niña coleccionaba recortes de periódicos con historias de mujeres que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas por hombres, Amelia Earhart no se imaginó (quizás sí), que ella se convertiría en una de sus heroínas. Su interés por la aviación surgió durante la Primera Guerra Mundial y desde entonces no dejó de luchar hasta alcanzar su propósito. Se convirtió en la decimosexta mujer en recibir la licencia internacional de piloto, y la primera en cruzar el Atlántico en 1928. 
     
     Esta célebre y aventurera estadounidense no se quedó ahí, sino que planeó -e intentó- el primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea del ecuador. Cuando tenía 39 años emprendió un sueño del que jamás regresaría. Junto a Fred Noonan, pasó por el Caribe, bordeó el norte de Sudamérica y atravesó África y el Sudeste Asiático. Desde Papúa Nueva Guinea despegó con rumbo a la isla Howland, pero después de sobrevolar las Islas Nukumanu, el avión desapareció. Sus restos nunca se encontraron y su desaparición sigue siendo uno de los misterios más grandes en la historia de la aviación.
     
     Amelia Earhart siempre fue consciente de los riesgos que corría. En una carta que escribió a su esposo, George Putman, decía: "Por favor, debes saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo porque lo deseo. Las mujeres deben intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres".

Isabelle Eberhardt (1877-1904)
Viajera libre y luchadora contra las injusticias.
Seré una nómada toda la vida, enamorada de lugares lejanos e inexplorados.
Nació en Suiza y, ya desde su infancia, sintió fascinación por los lugares lejanos. A los 11 años, coincidiendo con la marcha de su medio hermano a Algeria con la legión extranjera francesa, empezó a estudiar árabe. A los 20 años viajó por primera vez al norte e África junto con su madre, quien falleció allí repentinamente. De regreso al hogar, cuida a su padre, enfermo de cáncer. Al fallecer, su otro hermano se suicida e Isabelle siente que ya no le quedan lazos a los que aferrarse. Desde ese momento, decide emprender viaje y pasa el resto de su vida en África, explorando el desierto y haciendo del norte de Argelia su nuevo hogar.

     Para moverse con más libertad por las sociedades árabes, Isabelle Eberhardt, se hacía llamar Si Mahmoud Essadi y se vestía como un hombre. Se convirtió al Islam y pasó la mayor parte del tiempo explorando el desierto. Hizo contacto con una orden Sufí que estaba dedicada a ayudar a los pobres y necesitados y emprendió una  lucha incansable contra las injusticias de la colonización. Todos sus viajes quedaron documentados en los libros que escribió libros y en múltiples artículos que publicaron los periódicos franceses. En 1904, alquiló una casa para celebrar el reencuentro con su marido, un soldado argelino con el que se había casado tres años atrás y al que no había podido ver por un largo tiempo. Hubo una inundación y la casa de arcilla se desplomó sobre ellos. Ella murió; tenía 27 años. En uno de sus escritos, dijo: Para aquellos que conocen el valor y el sabor exquisito de la libertad solitaria (porque uno solo es libre cuando está solo), el acto de irse es el más valiente y bello de todos”.


Alexandra David-Néel (1868 – 1969)
Viajera mística y primera mujer occidental que conoció al Dalai Lama.
Siento nostalgia por una tierra que no es la mía. Estoy obsesionada con las estepas, la soledad, la nieve y el cielo azul que hay allá arriba. Las horas difíciles, el hambre, el frío, el viento cortándome la cara…

Alexandra David-Néel fue una maravillosa viajera. De origen belga-francés, era una mujer que viajaba inspirada por la mística. Cultivó su curiosidad desde niña gracias a los libros del gran Julio Verne. Su fascinación e imaginación la llevaron, a partir de los 5 años,  a escaparse temporalmente de casa para vivir aventuras y recorrer mundo. A los 15 años se fue sola a Londres y a los 17 viajó sola de nuevo a Suiza.

      Obsesionada por lo desconocido, estudió ciencias ocultas y se unió a varias sociedades secretas. Fue la primera mujer europea en conocer al Dalai Lama y en entrar en el Tíbet. Entre sus aventuras místicas destaca que llegó a vivir "con lopuesto" en una cueva a 4000 metros de altura.

     Escribió más de treinta libros sobre religiones orientales, filosofía y viajar. Sus obras han sido muy bien documentadas e influyeron en los escritores "beat", especialmente en Jack Kerouac. Alexandra David-Néel Nunca dejó de renovar su pasaporte por si acaso surgía un nuevo viaje. Esta mujer viajera murió a los cien años de edad y demostró que para viajar siempre es buen momento.




IsaBel, madrileña de nacimiento y trotamundos por convicción. Mi pasión es cruzar fronteras (físicas y metafísicas), explorar, sumar experiencias y emociones. Me fascina esta pelota verde y azul en la que vivo.

2 comments :

  1. Wowwww que historias tan impresionantes!! Sin duda inspiradoras. Gracias por compartir

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  2. Tan poco conocidas con respecto a muchos hombres, ¡como siempre!
    ¡Gracias por dar voz a sus proezas!
    Beatriz

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